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La "obra social" de ibercaja

De la nueva campaña de la Obra Social de Ibercaja extraigo una serie de frases que me dan vértigo:


¿Qué debería ser el dinero? “Porque el dinero debería servir para unirnos y no para separarnos”, “porque el dinero debería abrirnos caminos y no impedir que accedamos a ellos”. “Porque el dinero es lo que hacemos con él”.


Mal. Muy mal.

 

Para unirnos esta la dialéctica, la palabra, los valores, la filosofía, la conversación, la opinión, el pensamiento, las creencias, la fe, la bondad, la humildad, losideales, la ética, la moral, la responsabilidad, el amor, el arte y mil cosas más. Para acceder a nuevos caminos tenemos el intelecto, la astucia, la curiosidad, el interés, la cultura, la sabiduría, las preguntas, las respuestas, las dudas e incluso la maravillosa locura creativa de todos y cada uno de nosotros, puesto que todos soñamos alguna vez con algo.

El dinero no debería abrir puertas ni cerrarlas, ni crear puentes. No debería ser nada más que una realidad de intercambio... Solo un medio para un fin, pero no una motivación para realizar una acción con sus respectivas consecuencias. El dinero no debería nada. Ese “debería” es un asesinato moral.

Cito textualmente: Según destacó durante el acto el director de la Obra Social de Ibercaja, Román Alcalá, la nueva campaña enlaza los diseños de Kalina con las acciones de la Caja. “Para la Obra Social de Ibercaja, el dinero es la ventana y la puerta que nos permite estar presentes en la sociedad y el puente que nos une a ella a través de todas las acciones que ponemos en marcha”.

Que sí, que lo es. Que el dinero es el combustible con el que funciona la sociedad. Pues si. Pero señores de una obra social: ustedes; ustedes más que nadie no deberían haber caído en esa falacia. Mala campaña de publicidad. Mal planteamiento creativo. Mala estrategia de marketing. Mal mensaje a la sociedad.


Claro que importa lo que hacemos con el dinero, pero nunca deberían haber dicho que “EL DINERO DEBERÍA”.


El tema del dinero es tan complejo, tan duro, tan terriblemente necesario y amoral, con tanta falta de tacto, delicadeza y ética que nunca, nunca, jamás debe ser el centro de ninguna campaña que intente destacar valores sociales y morales.



Quizás ese señor de la Obra Social de Ibercaja quiso decir que “La obra social de Ibercaja pretende respaldar económicamente aquellos actos culturales, sociales, medioambientales y de investigación que nos ayuden a todos a estar más cerca, más unidos, a ser más responsables y a intentar que todos tengamos las mismas oportunidades. Porque el dinero tiene valor solo cuando vale la pena lo que hacemos con él.”



Y claro que esto lo voy escribiendo sobre la marcha y que no es muy bueno como campaña, pero seguro que a muchos creativos y muchos publicitarios en general, se les hubiese podido ocurrir algo mejor que destacar el desagradable significado del dinero.



A la agencia Contrapunto, le aconsejo, desde mi incultura de provinciano, que piensen más antes de decidir meter en sus campañas temas como el dinero; sobre todo si se trata de una empresa que se lucra ganando dinero con el dinero que presta. Y encima, con el micro y microentorno actual de crisis económica. ¡Que par de gónadas masculinas tíos!



Y señores, no hablo solo por mi mismo. A más de uno y más de cincuenta, que viven en comunidades de ONGs, que viven pendientes de que las ayudas de las fundaciones les lleguen, trabajando muy duro a diario, reciclando basuras de la calle y cultivando su propia comida, les ha dejado perplejos que tengan las narices de establecer lo que el dinero debería ser o hacer.



Que a nadie se le olvide que para hacer grandes cosas, para crear grandes puntos de unión y cohesión social, grandes inventos y estructuras que sustenten nuestro mundo, se necesitan GRANDES PERSONAS, a las que se debe ayudar con dinero; no grandes sumas de dinero para ayudar a las personas. Porque para Ibercaja, su dinero no debería ser su manera de acceder a la sociedad, sino que deberían haber dicho que, como trabajan con dinero, entienden su importancia y su necesidad; por eso su tarea consiste en respaldar económicamente, con profesionalidad y dedicación, los proyectos que más pueden contribuir a que el dinero adquiera realmente VALOR.



Y que nadie crea que intento enmendarle a nadie la plana. En las agencias hay señores muy listos que trabajan duro y bien, pero a veces no. Esta es una cagada tan gorda, una patada tan en la boca de cientos de voluntarios que van a las ONGs y que contribuyen mucho con solo haberse gastado el euro del autobús, que me asqueo de mi mismo, de mi carrera y de lo poquito que se trabaja con estudios de campo antes de hacer anuncios de corte social. ¿Realmente alguien cree que han ido a una ONG a preguntarles qué es el dinero? ¿Le han preguntado a un señor que quiere investigar para encontrar una vacuna contra el SIDA qué es el dinero?

Pues me da la impresión de que no. ¿Saben qué les hubieran dicho? Pues que el dinero es una jodienda. Que es tan odioso como necesario. Que es necesario para todo, hasta para garantizar nuestras estructuras políticas y sociales de democracia y libertad, pero que a veces es muy cruel, muy volátil en sus afectos y muy duro con sus rencores. Que el dinero mueve el mundo y es el motor del progreso, pero que en su avance, destroza a mucha gente estrujándola entre sus engranajes. Por eso y solo por eso nunca debió ser el centro de una campaña social.

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